Reflexiones para tí.

Matusalén

De modo que Matusalén murió a los novecientos sesenta y nueve años de edad.
Génesis 5:27.

Nadie vivió más que Matusalén. Por más avanzada que esté la ciencia, por más esfuerzo que el ser humano haga, nadie consiguió tener más años que este patriarca.

¿Alguna vez pensaste en vivir tantos años? Vivir casi diez siglos es realmente mucho tiempo. Me animo a decir que es más de lo que somos capaces de entender.

De todos modos, desde el punto de vista de Dios, la situación cambia. Para Dios, el tiempo tiene otros parámetros. “Eternidad”. Esta es una de esas palabras que pronunciamos y podemos definir, pero que en el fondo no comprendemos. Es como la palabra “infinito“. Pues esos son los no límites de Dios, y sobre esas bases (tan diferentes de las nuestras) él se mueve y nos espera.

Por increíble que nos parezca, nuestro Dios quiere compartir con nosotros, seres humanos finitos y limitados, su eternidad y su infinitud. No sé cómo explicarlo; seguramente porque no lo entiendo. Pero es así, de eso se trata el cielo: seres humanos finitos, gozando eternamente de la infinitud divina. Pensando así, los casi mil años de Matusalén no parecen tanto.

Sin embargo, la vida eterna, el mar de vidrio, los paisajes perfectos, las calles de oro, las flores imposibles de imaginar, no tendrían todo su valor (o peor, lo perderían), si Jesús no estuviese presente. Es él quien le da alegría, brillo y color a las cosas, a las personas y al tiempo vivido en la eternidad; él le da su verdadero sentido al cielo.

Por más que no estamos aún en ese contexto celestial, podemos disfrutar de un pedacito de esa realidad cuando -aquí y ahora- damos a Cristo el primer lugar en nuestras vidas. Cuando lo dejamos dirigir cada uno de nuestros minutos, no solamente los instantes que dura el culto del sábado por la mañana; no solamente los segundos corridos que duran nuestras oraciones memorizadas.

Cuando Dios habla de caminar contigo, él se refiere a cada paso, no solo a los que consigues dar con (cierta) seguridad. Cuando él habla de compartir tiempo contigo, no se refiere a acompañarte apenas 969 años, él habla de la eternidad. Eternidad que él quiere comenzar a disfrutar contigo ahora.

Hoy tienes una buena oportunidad para probar un poco de esa maravillosa realidad eterna.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor






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